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La Acupuntura calma el dolor grave en los niños.

El dolor crónico, fuerte y persistente, que no se atenúa con analgésicos ni opiáceos, resulta especialmente cruel si quien lo sufre es un niño de 5 o 10 años. Un anestesiólogo del hospital infantil de Sant Joan de Déu, de Esplugues, aplica en esos casos las diminutas agujas de la acupuntura, unos pinchazos estratégicamente apuntados con los que en tres años ha tratado a unos 80 niños de 5 a 15 años en situación grave.

El buen resultado de la experiencia, sin precedente en un hospital infantil español ya no está en discusión, relata el doctor Luis Cáncer Villacampa, el anestesiólogo acupuntor. "Algunos niños han podido reducir hasta un 50% los fármacos calmantes y en otros se han eliminado por completo porque el síntoma doloroso ha desaparecido", asegura Cáncer, miembro de la sección de acupuntores del Colegi de Metges de Barcelona, donde se formó. Los niños que ha tratado este doctor sufrían, en muchos casos, el dolor intenso e indefinido de un miembro fantasma, un brazo o una pierna ausentes, amputados casi siempre a causa de un cáncer que, a pesar de no estar ya unido al cuerpo duele profunda y constantemente. Es un fenómeno que aun no tiene explicación, dice el médico.

Casos desesperados

En otros casos, los pequeños sufrían neuralgias graves o traumatismos importantes. En definitiva, sentían dolor fuerte y sin remisión por el que eran profusamente tratados y del que no mejoraban. "Al principio, me llegaban los casos más desesperados, esos en los que el dolor no remite con nada, enfermos con los que ya no sabes qué hacer", confiesa el acupuntor.

La acupuntura tradicional, de origen chino, no trata el cuerpo humano a partir de sistemas (digestivo, pulmonar, etcétera) como lo hace la medicina occidental, sino que entiende el organismo como un núcleo físico sobre el que circulan meridianos invisibles de energía que lo mantienen vivo y sano.

La enfermedad surge, según esa medicina oriental, cuando en algún punti de esos meridianos invisibles surge un bloqueo que estanca la energía. Si las agujas pinchan el punto bloqueado, la energía vuelve a circular y la dolencia se elimina, dicen los principios de esa técnica.

El doctor Cáncer ha ido un paso más allá de la teoría china. Asegura que estudios científicos occidentales han demostrado que las agujas de la acupuntura, aplicadas sobre unos puntos de sutil localización próximos al órgano que duele, pueden establecer contacto con los centros cerebrales que regulan la liberación de las endorfinas. Esas sustancias naturales actúan como la morfina sintética, tienen capacidad analgésica natural y calman el dolor de su órgano de referencia, el que fue pinchado.

El efecto de sus tratamientos, que aplica en sesiones de 30 minutos, se percibe apenas 24 horas después del primer encuentro, relata Cáncer. Pero no es sencillo pinchar a un niño en siete u ocho puntos simultáneos y pedirle que se esté queto. El anestesiólogo lo consigue, dice, por dos razones: "El primer día, los niños no ven las agujas porque los engañamos con trucos y distracciones. En el resto de sesiones ya no hay problema, porque el enfermo sabe que no le dolerá.

Ni la dirección del hospital, ni los padres de los niños enfermos, ni los cojmpañeros del doctor han puesto reparos a que este anestesiólogo introduzca una técnica que es desconocida para una mayorñia de médicos. "A los incrédulos solo les pido que prueben una sesión de acupuntura cuando les duela algo -concluye el médico-. No pretendo suplir los medicamentos, sino integrar esta técnica en los recursos que existen para tratar el dolor".
Angels Gallardo (Barcelona)

La Acupuntura para la depresión.

En muchos sentidos, la acupuntura es una elección lógica para el tratamiento de la depresión. El motivo principal es que la depresión es un concepto poco entendido en la medicina occidental. Las razones para ello es que se la entiende de forma parcial y por lo general el tratamiento se basa en conjeturas. En medicina occidental, la depresión se trata con medicamentos que afectan el estado de ánimo. Éste es un buen ejemplo de la perspectiva occidental "tratar los resultados y no la causa".

La Medicina Tradicional China utiliza una perspectiva de tratamiento más holística. Este hecho que ha conducido a la identificación de varios motivos de depresión. Como en muchas otras condiciones médicas, la depresión es un desequilibrio del orden natural del cuerpo. El flujo del Qi o energía vital a menudo se bloquea o se estanca. El estrés externo también está presente y la perspectiva de la MTC tiene en cuenta el modo en que este estrés impacta en la armonía interna del cuerpo.

Este diagnóstico busca el motivo de la depresión y su vinculación al desequilibrio interno, de este modo se determinan los puntos acupunturales más adecuados para tratar la condición. Tras el examen físico completo del paciente se obtendrán las claves vitales en las que se materializan los desequilibrios de la depresión. Como la culpa puede provenir tanto del exceso de Qi, que conlleva la estancación, como de la deficiencia de Qi, este examen físico es muy importante.

Los tratamientos acupunturales actuales han obtenido buenos resultados en el tratamiento clínico de la depresión. Los mejores han surgido de la combinación de la acupuntura con otros tratamientos fitoterapéuticos. Los escépticos de la acupuntura creen que los tratamientos con plantas tienen un efecto similar a los tratamientos químicos de la medicina occidental. También creen que los tratamientos tienen un efecto placebo puesto que la depresión se entiende como un desorden mental más que físico. Cuando se analiza la bibliografía que trata sobre las causas y el tratamiento de la depresión, la diferencia entre la medicina occidental y la MTC se aclara. Es muy fácil observar que el acercamiento de la MTC se basa en los antecedentes sobre el tratamiento de la depresión entendida como un desequilibro fundamental del cuerpo. La medicina occidental está empezando a estudiar este estado ya que justo ahora están empezando a entenderlo.

La Acupuntura, alternativa en el tratamiento de la lumbalgia.

La mayoría de las personas sufren, en algún momento de su vida, un dolor de espalda. En Estados Unidos, el dolor lumbar ó de espalda se ha convertido en el segundo motivo de consulta más frecuente en los centros de salud.

Generalmente, el dolor de espalda es consecuencia de malos hábitos posturales ó aparece tras determinados ejercicios realizados por personas que no han recibido un correcto entrenamiento. Para algunas personas, sin embargo, el dolor de espalda forma parte de enfermedades como osteoporosis ó hernia discal, que se convierten en una verdadera pesadilla y que se traducen en un deterioro de su calidad de vida.

Afortunadamente, el dolor, aunque intenso, mejora progresivamente si se llevan a cabo sencillos consejos médicos. Una de las creencias más populares es que el dolor de espalda mejora con el reposo absoluto. Sin embargo, los estudios realizados demuestran que la inactividad completa es contraproducente para la lumbalgia.

Durante los últimos años, diversas técnicas de relajación como el yoga, el tai-chi ó los masajes han conseguido gran fama entre las personas que padecen dolor de espalda. La acupuntura, técnica china milenaria, ha abierto una puerta a la esperanza para los españoles que sufren el dolor de espalda.

Un grupo de investigadores españoles han presentado los resultados de un estudio realizado en varios centros andaluces para determinar los beneficios de la acupuntura en el control de los síntomas ocasionados por el dolor de espalda. En el estudio han participado 280 personas que padecen dolor de espalda de más de seis meses de evolución.

Los participantes han sido distribuidos en cuatro grupos: el primer grupo ha sido sometido a la técnica clásica de acupuntura especialmente diseñada para tratar esta patología; el segundo grupo ha recibido acupuntura pero en sitios distintos a los requeridos para la patología que se estaba tratando; el tercer grupo recibió un placebo, es decir un tratamiento que no contiene principios activos y que en algunos pacientes puede tener un efecto psicológico beneficioso; y el cuarto grupo fue sometido al tratamiento médico convencional basado en la administración de analgésicos y antiinflamatorios.

Los resultados obtenidos demuestran que la acupuntura es una alternativa en el tratamiento de la lumbalgia y, además, el estudio ha
conseguido determinar nuevos sitios de acupuntura que consiguen estimular las zonas dolorosas. 

El 60% de los médicos escoceses recetan homeopatía y hierbas.

A pesar de la controversia que produce la homeopatía, su uso se extiende. Un estudio reciente señala que el 60% de los médicos escoceses la recetan a sus pacientes, y que el 32% receta hierbas curativas. El hecho de que la homeopatía esté tan presente en la medicina general escocesa contrarresta su supuesta falta de efectividad médica, que muchos atribuyen al placebo.

Los resultados de la investigación han puesto en alerta a la sanidad pública del Reino Unido, que hace un llamamiento a la revisión crítica del uso de homeopatía y hierbas en la práctica de la medicina general.

La homeopatía, considerada por muchos un tratamiento médico alternativo eficiente y por muchos otros un eficaz placebo, ha sido desde su aparición a finales del siglo XVIII una terapia muy controvertida, y aún hoy no está aceptada por la completa totalidad de los especialistas. Su base teórica sostiene que una sustancia tóxica que produzca unos determinados síntomas puede -diluida en agua hasta desaparecer, por lo que no envenenaría- sanar aquellas enfermedades que produzcan los mismos síntomas que dicha sustancia tóxica.

Así, su preparación consiste en una serie de diluciones que impregnarían el agua de la información molecular de la sustancia que se quiere suministrar, transformando dicha agua supuestamente en sanadora. Independientemente de su validez científica, lo cierto es que un nuevo estudio, publicado por el British Journal of Clinical Pharmacology, señala que su uso se extiende en Escocia cada vez más. En todo el Reino Unido hay un gran desarrollo de la homeopatía, con cinco hospitales homeopáticos integrados dentro del Sistema Nacional de Salud británico. Uno de los más importantes es el Glasgow Homeopathic Hospital.

Prácticas habituales

El estudio señala que la homeopatía y las hierbas curativas son cada vez más populares entre los pacientes, y que son cada vez más recetadas por los profesionales de la medicina general del país. A pesar de que las autoridades y otros especialistas muestran sus dudas acerca de su eficacia y salubridad, estudios realizados desde los años 90 sugieren que entre el 6% y el 7,5% de los médicos británicos del Sistema Nacional de Salud prescriben la homeopatía, mientras que menos del 1% receta hierbas medicinales. El estudio actual va mucho más allá y señala que el 60% de los médicos escoceses recetan homeopatía o hierbas a sus pacientes. Un 49% de los médicos prescribieron un total de 193 remedios homeopáticos distintos, y un 32% prescribió 17 remedios de hierbas. Para los pacientes menores de 16 años su uso se ha duplicado desde el año 2000 hasta la actualidad.

Por otro lado, los médicos escoceses recetan terapias combinadas de medicamentos y hierbas a un 4% de los pacientes. Un total de 1.891.669 pacientes recibieron recetas homeopáticas o de hierbas medicinales en Escocia entre 2003 y 2004. El estudio ha sido realizado con la intención de conocer los niveles actuales de recetas homeopáticas o de hierbas en la práctica de la medicina general en Escocia.

Remedios más usados

La investigación revela asimismo que los niños menores de un año son los pacientes a los que más se les recetan remedios homeopáticos o hierbas (9,5 niños por cada 1.000), seguidos de los adultos de entre 21-90 años (4,5 por cada 1.000). El 16% de la homeopatía recetada se destinó a niños menores de 16 años. Los remedios homeopáticos más usados son Arnica montana para el dolor, los golpes y problemas de la piel; Rhus toxicodendron para cólicos y diarreas, entre otros síntomas; Cuprum metallicum para circulación y otros síntomas; Pulsatilla (síntomas menopáusicos, otitis, etc.; y Sepia, para la fatiga y otros síntomas.

En el caso de las hierbas, se utilizan sobre todo la genciana, arándano, digestodoron (para la digestión) y laxadoron (para constipados), entre otros. Según explica uno de los autores del estudio, los resultados de la investigación han puesto en alerta a la sanidad pública del Reino Unido, que hace un llamamiento a la revisión crítica del uso de homeopatía y hierbas en la práctica de la medicina general.

Vieja controversia

La investigación vuelve a levantar una vieja confrontación entre los partidarios de este tipo de medicina alternativa y sus oponentes, que suelen creer que es un placebo. Pero la batalla queda sólo en el terreno académico, porque su uso médico se extiende cada vez más. Tal como informamos en otro artículo, según una investigación realizada por el Gobierno norteamericano, el 36% de los habitantes de Estados Unidos de más de 18 años usa alguna forma de medicina alternativa o complementaria a la denominada “medicina tradicional”.


En Francia, por otro lado, 40 centros forman al año a alrededor de 5.000 médicos en medicina homeopática, que además está sufragada por la Seguridad Social. En Alemania la homeopatía se practica oficialmente por los médicos y naturópatas reconocidos.

En Estados Unidos el ministerio de sanidad y alimentación (FDA) regula los remedios homeopáticos y, en España, las facultades de medicina de las universidades de Valladolid y Sevilla ofrecen una especialidad médica de homeopatía, mientras que las universidades de Santiago de Compostela, Granada, Murcia y el País Vasco ofrecen estudios sobre esta rama médica.



El efecto de la mente sobre el sistema inmunológico.

Para tener una buena salud se necesita algo más que cuidar la higiene o mantener una actitud positiva. Según un nuevo estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison, parece implicar también determinadas pautas de la actividad mental.

Registrando los niveles de actividad del córtex prefrontal, los investigadores han demostrado por primera vez que las personas que tienen mayor actividad en el lado izquierdo de esta área, tienen también una mejor respuesta inmunológica contra la enfermedad. Este descubrimiento, que será publicado en la edición online de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, indica con precisión que hay un mecanismo que liga el bienestar físico y mental. "Numerosos estudios han mostrado que mantener una actitud positiva puede ayudar a mantener la salud", afirma Richard Davidson, neurocientífico de la Universidad de Wisonsin-Madison y autor del trabajo. "Pero la razón de esta conexión era apenas comprendida. Nadie había establecido una relación directa entre la actividad cerebral y la función inmunológica."

Davidson y su equipo han llegado a una posible explicación: la actividad en el córtex prefrontal, una región asociada con la afectividad o de cómo responde emocionalmente una persona frente a un acontecimiento. "Las emociones juegan un papel importante, influenciando los sistemas fisiológicos y proporcionándonos así, la salud."

Los investigadores quisieron determinar si una mayor actividad en el córtex prefrontal -una parte del cerebro asociada con las respuestas emocionales positivas- produciría una mayor defensa inmunológica frente a la influencia de los virus después de la vacunación. Para ello reunieron un grupo de 52 personas de edades entre 57 y 60 años, a los que se vacunó contra la gripe. Antes de la vacunación, midieron la actividad cerebral de los participantes, en primer lugar, en estado normal, sin emociones, y después, tras haber experimentado diversas emociones evocadas voluntariamente. Para experimentar emociones, indicaron a los participantes que evocaran dos hechos del pasado: uno que les hizo sentir intensamente felices y otro que les produjo tristeza, miedo o enfado, y ello durante un minuto, mientras los investigadores medían la actividad eléctrica en ambos lados, derecho e izquierdo, del córtex prefrontal.

Según apunta Davidson, estudios previos habían demostrado que los individuos con mayor actividad en el lado derecho de su cerebro, tendían a un estilo emocional más negativo, que podía provocar que respondieran contradictoriamente a hechos afectivos.

Los investigadores reunieron los datos de los niveles de actividad cerebral también después de que los sujetos habían estado cinco minutos escribiendo acerca de un acontecimiento en particular. Midieron también el reflejo del parpadeo como respuesta a inesperados ruidos. Según Davidson, esto proporciona una manera objetiva de medir si una persona reacciona positiva o negativamente a un estímulo.

En los seis meses siguientes a la vacunación, se recogieron muestras de suero de cada uno de los sujetos en tres ocasiones, para rastrear el número de anticuerpos contra la gripe que había en la sangre, lo que permite determinar la función inmunológica. Los que habían mostrado una mayor actividad en el lado izquierdo del córtex prefrontal tenían también un mayor número de anticuerpos. Este estudio demuestra que las personas que tienen un comportamiento mental asociado a un estilo emocional positivo, tienen también una mejor respuesta a la vacuna y ello parece fundamentar la idea de que las personas con una disposición emocional positiva tienen mayores probabilidades de estar sanas.

Música y Salud.

Determinados sonidos pueden provocar cambios en el metabolismo y la biosíntesis de los diversos procesos enzimáticos. Recientes investigaciones sobre musicoterapia confirman antiguos conocimientos sobre la influencia de la música en general, y sobre determinados instrumentos musicales para conseguir ciertos efectos en el cuerpo y en el alma humana.

C. Fregtman dice: «El sonido ejerce un impacto en nuestro organismo, y ciertamente se producen cambios químicos-eléctricos muy delicados. Sabemos que los dispositivos sustancio-energéticos del sistema nervioso encefálico de un individuo se relacionan con las combinaciones de elementos químicos productores de reacciones circuitales que alimentan una porción de la actividad cerebral y -en sentido inverso- recogen señales de respuesta y control muscular. Sabemos también que el sonido puede acelerar o retardar el movimiento de estas complejas sustancias.»(1) Es decir, la música facilita la digestión, la respiración y la circulación sanguínea, mejora el rendimiento del corazón, provoca relajación muscular y las más recientes investigaciones han descubierto que determinados sonidos pueden provocar cambios en el metabolismo y la biosíntesis de los diversos procesos enzimáticos, incluidos el ADN y ARN.

Que la música influye en el organismo y el comportamiento humano nadie lo pone ya en duda.
Todos sabemos que la música en la sala de espera del médico o del dentista produce un efecto tranquilizante; que el hilo musical en fábricas u oficinas donde se realizan trabajos mecánicos, aumenta el rendimiento y disminuye la fatiga de los empleados; que el heavy metal aumenta los instintos agresivos o que la música disco aumenta los jugos gástricos por la excitación nerviosa producida, lo que induce a consumir bebidas; o las últimas técnicas en musicoterapia, donde es la música la que se encarga de curar ciertas enfermedades.
No solamente influye la música en el hombre, sino también en los animales -Marciano, Estrabón, Plutarco y Clemente de Alejandría se extienden en consideraciones acerca del poder hipnótico que la música ejerce en la mayoría de ellos y en los vegetales.

Se ha comprobado por la Física la influencia de los sonidos (vibraciones) sobre la materia «inerte», como puede ser la rotura de una copa veneciana que se quiebra a distancia por una vibración intensa al unísono perfecto con su diapasón sonoro; o esas notas enérgicas salidas de las cuerdas de un violín, y que mantenidas constantemente pueden derribar un muro, cual se derrumba un puente de hierro, cuando sus soportes se destemplan bajo el paso rítmico y uniformado de un ejército (recordemos el relato bíblico de las murallas de Jericó, derribadas al son de trompetas y cantos entonados rítmicamente).

En la antigüedad se sabía y se utilizaba este tipo de poder que tenía el sonido y la música especial. Ahora bien, no toda la música produce los mismos efectos, sino que cada vibración tiene unas consecuencias, y así por ejemplo: Pseudo-Plutarco (2) dice que «la música es un arte visiblemente útil particularmente en los peligros de la guerra. En estos, unos emplearon flautas, como los lacedemonios, entre quienes se tocaba con la flauta el aire llamado Canto de Castor, cuando avanzaban dispuestos a atacar a los enemigos. Otros hacían la marcha contra los adversarios al son de la lira, así se cuenta que los cretenses emplearon mucho tiempo esta práctica. Otros aún, y hasta nuestros días, mantienen el uso de las trompetas. Los argivos tocaban la flauta en la lucha de atletas de las fiestas llamadas entre ellos juegos Estenios...»
A este poder que tiene la música sobre los oyentes, los griegos le llamaron ethos. Las escalas musicales difieren esencialmente unas de otras, y quienes las escuchan son afectados de distinta manera por ellas.

«Según Aristóteles, la música actuaba de distintas maneras sobre el ser humano, pudiendo:
a) Provocar un aumento de la actividad y llevar al hombre a realizar acciones heroicas, impulsivas o voluntariosas. Este poder de la música se reconocía como ethos praktikon (ethos práctico).
b) Estimular e intensificar la fuerza espiritual del hombre, desarrollando su firmeza moral. Este poder se llamaba ethos ethikon (ethos ético). El dórico, modo helenístico por excelencia, era empleado en melodías de carácter viril, grave y majestuoso, en los peanes a Apolo y en el género citarístico.
c) Las melodías que poseían un ethos threnodes (de threnos, canto plañidero) podían debilitar e incluso corroer el equilibrio moral. El modo lidio se consideraba apropiado para la música trágica y dolorosa, y era empleado en los cantos fúnebres.
d) Finalmente, una última posibilidad de la música era la de provocar un éxtasis momentáneo, reservado al ethos enthousiastikon. Este era el ethos propio de los ritos a Dionisos y conveniente a la música religiosa que debía acercar al hombre a la divinidad. (3)
Muchos teóricos y músicos griegos vieron en la música no sólo un poder de acción sobre el alma, sino como ya hemos dicho sobre la materia. Es conocida la imagen de Orfeo encantando a la naturaleza en pleno con el poder de su música, de Anfión construyendo milagrosamente los muros de Tebas con la música de su lira, que le fue entregada por Hermes; de Medea cediendo al influjo de un canto mágico mientras perseguía a Jasón, según cuenta Píndaro; de Platón hablando de los cantos que hacen someter a leones, serpientes y otros animales...
Muchos autores del siglo pasado no lograron entender cómo era posible que los tetracordios pudiesen provocar reacciones emocionales tan variadas, por la simple razón de poseer el semitono en distinto lugar. Si no fuese por las autorizadas citas de Platón, Aristóteles y otros teóricos, se hubieran reído del concepto de ethos, como lo hicieron en su momento muchos críticos griegos.(4)
Pero la musicología fue demostrando que había que tener en cuenta otros elementos, además del arreglo de tonos y semitonos característicos de los modos, como es el ritmo, la velocidad, el género y la altura absoluta.

Según Tolomeo, «una misma melodía posee un efecto activo y vivificante en el registro agudo, y otro depresivo en el grave», y aclara además que los registros medios cercanos al dórico, provocan emociones estables, los agudos próximos al mixolidido, sensaciones agitadas, y los graves, cerca del hipodórico, debilitan y relajan el alma. (5)
Pero no solamente en Grecia conocían el poder mágico que tenían los sonidos;
los emperadores de China se vieron obligados a crear una Oficina Gubernamental de Pesas y Medidas, encargada de buscar la altura correcta de los lü (6) y reglamentar la música empleada en las ceremonias, ya que para los teóricos chinos de la antigüedad, la música no era un símbolo abstracto. Determinadas alturas representaban situaciones mágicas. Por eso no veían en el sonido una melodía en potencia sino un poder en acción. Cada nota tenía un valor intrínseco, independiente de su relación con otros sonidos. Por esta razón cada lü del sistema musical chino estaba asociado a distintos elementos,
estaciones o emociones.

También en la India hallamos múltiples leyendas sobre el poder de la música. Cuentan que el emperador Akbar había ordenado cantar el raga(7) Dipaka al cantante Nayuk-Gopal. Este raga tenia el poder de quemar vivo a quien lo ejecutara. Para eludir las consecuencias del mismo, Gopal se introdujo en un río, pero el efecto del raga fue tan poderoso que no pudo escapar a su destino.
Los ragas nagavardi y punagatodi eran considerados como los más adecuados para atraer a las serpientes. Krishna era capaz de encantar a toda la naturaleza con su flauta, como lo haría en Grecia Orfeo y Apolo con la lira.

Mario Roso de Luna(8) nos cuenta que esta influencia de la música puede afectar en algunos casos tanto a animales como a los hombres indistintamente: «El aria suiza Le ranz de vaches, toque montañés que se emplea para reunir los rebaños dispersos por la tempestad, ejercía tal influencia en los reclutas suizos, excitándoles de modo tan irresistible al llanto desesperado, a la deserción y al suicidio por la nostalgia del ausente país natal, que hubo necesidad de prohibirla severamente en el ejército francés, para evitar verdaderas epidemias de psicopatía colectiva. Análoga cosa ocurre con la gaita gallega, la dulzaina pastoril valenciana, la guitarra andaluza, etc.
Es más o menos conocido por todos que David, según la Biblia, tocaba la cítara en presencia del rey Saúl para calmar sus crisis de melancolía; que Pitágoras curaba a sus discípulos enfermos cantando; Homero cuenta cómo Ulises calma sus heridas sangrantes a través de cantos; que Asclepiades, hace veinte siglos, para aliviarse de la ciática tocaba una trompeta, y su prolongado sonido hacía vibrar las fibras nerviosas, produciendo la cesación del dolor; o que Teofrasto, sucesor y continuador de Aristóteles en el Escuela Peripatética, escribió que «los músico-médicos aplican la música contra el desmayo, la angustia, desarreglos en el sueño, dolor de caderas, ciática, molestias del estómago, dolor de cabeza, mordedura de víboras...»

¿Cómo explicar estas curaciones? No olvidemos que numerosas enfermedades son efecto de una perturbación del sistema nervioso, en particular del simpático, y que este «desarreglo» es debido probablemente a una alteración en la vibración de estos nervios. También en los antiguos templos de China, la India y el Tíbet, la práctica de la música con fines terapéuticos era una ciencia altamente desarrollada, basada en la convicción de que las vibraciones producidas por los tonos musicales son semejantes a aquellas que crean verdaderamente el mundo físico, y que emanan de fuerzas espirituales.

Por otro lado, estos médico-sacerdotes sabían que cada instrumento musical tenía un efecto determinado sobre el cuerpo humano, y aún sobre cada órgano en particular, de forma que las flautas (como también lo afirma Demóstenes) estaban especialmente prescritas para curar enfermedades del hígado, las campanas para el pulmón, los tambores para el riñón, etc. Así, grupos de monjes soplaban en sus instrumentos de viento y tocaban en tambores un sonido determinado, semanas enteras, sin interrupción alguna, para hacer vibrar éste o aquel nervio. Hasta que al final, a través de ese sonido constante, el sistema nervioso se tranquilizaba o volvía a su estado de armonía y el enfermo sanaba.
Así mismo, cultivaron los egipcios el arte musical y conocieron los secretos de la armonía y su influencia en el ánimo, por lo que en las casas de salud de los templos se empleaba la música para la curación de ciertas enfermedades.
Todo esto ha conducido a que investigadores actuales como el Dr. Dower digan que el «la» y el «si» bemol sean eficaces contra la tuberculosis, y el «do» sostenido y el «mi» contra el cáncer.

Dejando atrás la antigüedad nos trasladamos a las más actuales técnicas en musicoterapia y dentro de ella su innovadora modalidad «activa» (la pasiva es cuando el paciente escucha música), es decir, cuando el paciente toca él mismo determinados instrumentos, especialmente tambores, xilofonos o flautas, con lo que se facilita una descarga de sentimientos reprimidos sin necesidad de razonar el problema.

Notas:
1. El Tao de la Música, pag. 88
2. Obras morales y de costumbre, pag. 391
3. Música tribal, oriental y de las antiguas culturas del Mediterráneo, pag. 115
4. Aunque otros, como el P. Ulloa en su Música Universal (1717), nos da un precioso tratado acerca de las modalidades del ethos en sus relaciones fisiológicas con el hígado, órgano de lo psíquico.
5. Tolomeo, Harmoniques 2:7:58, citado en Sachs (1943:249).
6. Esta palabra significa principio, origen, ley, medida, regla, etc. Por extensión los chinos dieron el nombre de lü a los tubos que permiten escuchar los doce sonidos de la escala.
7. Son modos musicales en número de ocho y cada uno de ellos tiene varios modos menores que a su vez tienen varias armonías.
8. Wagner, mitólogo y ocultista, pag. 52
Para saber más:
* Wagner, mitólogo y ocultista. Mario Roso de Luna/ Ed. Eyras, Madrid 1987.
* El Chamanismo. Mircea Eliade/ Ed. F.C.E., México 1976.
* Diccionario de Símbolos. J. Chevalier/ Ed. Herder, Barcelona, 1988.
* Los instrumentos musicales en el mundo. F. Tranchefort/ Ed. Alianza, Madrid 1985.
* La pipa sagrada. Alce Negro, J. E. Brown/ Ed. Taurus, 1980.
* El Tao de la Música. C. Fregtman/ Ed. Estaciones, Buenos Aires, 1985.
* La música tribal, oriental y de las antiguas culturas mediterráneas, Ana Mª Locatelli de Pérgamo/ Ed. Ricordi, Buenos Aires, 1980.
* Obras morales y de costumbres. Seudo-Plutarco/ ed. Akal, Barcelona, 1987.
* Cómo practicar la curación por el espíritu. J. Des Vignes Rouges/ Ed. Cosmos, Buenos Aires, 1955.
* El teatro mistérico en Grecia, Jorge A. Livraga/ Ed. NA, Valencia 1987.

Nuestra dieta mediterránea


Podemos disfrutar de nuestra dieta mediterránea, que además de su inconfundible sabor y aroma contribuye a una dieta saludable y sabrosa.
Cuando hablamos de dieta mediterránea nos referimos a una manera de alimentarse los habitantes de toda el área que envuelve el mar Mediterráneo. El nombre de este mar proviene del latín medius, en medio y terra, tierra, a cuyas orillas nacieran civilizaciones como la egipcia, la griega, la romana.

Al mismo tiempo incluye una serie de aspectos que engloban no sólo la dieta sino unos hábitos de vida que se pueden considerar como factores protectores frente a determinadas enfermedades, especialmente las cardiovasculares. Nos referimos al clima, la vida al aire libre con posibilidad de practicar ejercicio físico, la cercanía del mar cálido, la abundancia de agua potable, la siesta y la importancia de la vida social.

En los países de clima mediterráneo abundan los cultivos de vid, trigo y olivo. Aunque hay diferencias entre unos países y otros en cuanto a alimentación, existen en común hábitos alimenticios; podemos citar el uso de la cebolla, el ajo, el aceite de oliva o el vino, que tienen propiedades antioxidantes; el consumo de frutas variadas, especialmente cítricos; cereales, legumbres, hortalizas, pescados, mariscos, además de una controlada ingestión de productos cárnicos y lácteos.

El punto más importante de nuestra dieta es la fuente de lípidos que usamos habitualmente y que proviene en gran parte del aceite de oliva.
El aceite de oliva es excepcional. Su característica nutritiva más importante es su elevado contenido en ácido oleico (70-80%), ácido graso monoinsaturado (AGMI). Este contenido disminuye inevitablemente la presencia de otros ácidos grasos, lo cual es saludable. Además contiene ácido palmítico (10-14%), ácido linoleico (10%), ácido graso poliinsaturado /AGPI), también esencial, y vitamina E, antioxidante.

Hoy se sabe que los AGMI tienen la ventaja de no reducir e incluso elevar los niveles de colesterol «bueno»o HDL-COL (lipoproteínas de alta densidad). Téngase en cuenta que también se conocen los efectos de cantidades excesivas de AGPI, ya que cuanto más insaturado es un ácido graso es más fácil que se formen a partir de él productos muy reactivos como radicales libres o hidroperóxidos, que pueden ocasionar daños a la membrana celular. Además pueden afectar a las lipoproteínas que transportan el colesterol «malo» o LDL (lipoproteína de baja densidad). Estas últimas son las que estarían implicadas en el inicio y el posterior desarrollo de la arterioesclerosis. Las dietas ricas en ácido linoleico (AGPI) producen unos LDL más fáciles de oxidarse que las que tienen una elevada cantidad de ácido oleico.

En cuanto a la fritura, forma de cocinado muy mal vista hasta hace poco tiempo, ya que se consideraba que a altas temperaturas las proteínas experimentaban un proceso de desnaturalización y un aumento del valor calórico, se ha demostrado que cuando se hace de manera correcta no aumenta la cantidad de grasa ingerida. Se considera correcto cuando un alimento se fríe sólo unos minutos, y después de escurrido no debería manchar un papel.

Según se pudo confirmar en el Segundo Congreso de Dieta Mediterránea, un alimento frito tiene un valor calórico no tan grande como se podría esperar. Además, sigue teniendo un alto contenido de vitaminas resistentes al calor y mejora la composición en ácido graso.

En una reunión científica celebrada en Boston (EE.UU.) se intentó definir el concepto de dieta mediterránea tradicional óptima, desarrollándose en una estructura piramidal el perfil alimentario de la dieta de Creta y otras zonas mediterráneas. En dicha pirámide se pone de manifiesto la importancia de la actividad física regular, el consumo de vino con moderación en las comidas, y sobre todo el consumo de aceite de oliva que permite aportes energéticos hasta del 35-40% de las calorías totales que puedan considerarse idóneas, siempre que las grasas saturadas no superen el 8-10% y las poliinsaturadas el 8%. En la base de la pirámide están los alimentos de mayor consumo, mientras que en el vértice se incluyen los de menor según las recomendaciones.

Hoy los expertos califican la dieta mediterránea como cardiosaludable. Muchos países aumentan sus campañas de información sobre esta dieta como modelo alimentario por sus características y variedad. El aceite de oliva despreciado hasta hace poco por ser de pueblos «pobres», hoy es aceptado en países como Inglaterra y EE.UU.

Parece ser que el pan con aceite o el pan con tomate y aceite que tradicionalmente se ha consumido en el desayuno o la merienda es incomparablemente mejor que otros productos light. Estos, con su baja cantidad de lípidos, ya no contienen las vitaminas liposolubles (A, D, E, K), ácidos esenciales sin los cuales se padecen enfermedades carenciales.
Podemos disfrutar de nuestra dieta mediterránea, que además de su inconfundible sabor y aroma contribuye a una dieta saludable y sabrosa.

Daniela Sánchez

Bibliografía:
-Circular Farmacéutica. Revista del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona. Vol. 56.
-Nutrición y Salud Pública. Editorial Masson. 1995. Barcelona.i


Uso adecuado de medicamentos.

Había una frase del Colegio Hipocrático: Primus non nocere, que quiere decir lo primero es no perjudicar, que redunda en el mismo sentido que nuestro artículo.

Los hipocráticos sin muchos recursos técnicos, combinaban la experiencia, la observación y la reflexión de los hechos para utilizar una selección estricta de medicamentos que realmente servían y eran eficaces en su época.

Aunque es difícil determinar en forma general el uso adecuado, básicamente consiste en que cada paciente tome en el momento oportuno, durante el tiempo necesario, en la dosis y forma farmacéutica adecuada, el medicamento que más conviene a su situación clínica. Y algunos añaden, al menor costo posible para él y la comunidad.

En este principio de uso adecuado de medicamentos intervienen y al mismo tiempo son responsables el gobierno, la administración, la industria farmacéutica, los profesionales sanitarios, los pacientes y la población en general. También es importante el interés de la industria farmacéutica para conseguir mejores resultados.

Un uso abusivo o insuficiente, o incorrecto, puede llevar a resultados contraproducentes para los pacientes. A veces se culpa al medicamento, cuando en realidad la verdadera causa es su uso inadecuado.

La O.M.S creó un Programa de Acción sobre medicamentos esenciales a partir de 1981, para proporcionar apoyo a los diferentes países respecto al desarrollo de políticas farmacéuticas destinadas a lograr este fin. Este programa pretende que todas las personas, donde quiera que estén, puedan obtener medicamentos al menor precio posible, y que estos sean seguros, eficaces y se prescriban y utilicen racionalmente. Incluye recomendaciones y listas de medicamentos revisadas cada dos años, entre otras cosas.

En cada país existen políticas nacionales que tienen la obligación de configurar y adoptar medidas adecuadas para garantizar el derecho a la salud, que es un derecho fundamental de todo ciudadano. Estas medidas incluyen la prevención, prestaciones y servicios necesarios. Una política realista se basa en un análisis de necesidades, recursos, estructura económica del país, etc. Respecto al uso de los medicamentos deben considerarse igualmente otros factores como el almacenamiento, la distribución, la prescripción, el control de calidad y el seguimiento de posibles reacciones adversas del organismo. Estas acciones se expresan en la legislación de cada país y están adaptadas a sus características.
También es preciso evitar que la regulación de medicamentos inhiba la capacidad innovadora de los laboratorios, aunque debería asegurar que los medicamentos mantengan altos niveles de calidad, seguridad y eficacia, insistiendo en la formación e información adecuada, tanto a profesionales sanitarios como a pacientes.

Todos estamos implicados. Para cada uno de nosotros es importante tener conciencia de que nuestra salud es una responsabilidad propia y los medicamentos forman parte de la atención a la salud. Ante una afección deberíamos preguntarnos siempre y en primer lugar acerca de la causa real (que a veces no es física), y si no lo sabemos preguntar al profesional adecuado.
Cuando sea necesario ingerir una medicación debemos leer el prospecto o preguntar para qué sirve, cómo tomarlo, cuánto, durante cuánto tiempo o si tiene algún efecto secundario.

Además tenemos el derecho de elegir entre multitud de alternativas terapéuticas, ya que todas son válidas según el uso que hagamos de ellas.

Daniela Sánchez

Vivir sanos

La salud es un bien y un derecho de todo ser humano. Ha ido cambiando con el tiempo, las necesidades, las circunstancias, la época y la mentalidad del hombre.

La OMS define a la Salud en 1946 como «Un estado de completo bienestar físico, mental y social.» En 1976 un congreso de médicos y biólogos de lengua catalana lo definen como Aquella manera de vivir que es autónoma, solidaria y feliz.

Recientemente ha concluido en Barcelona (mayo 1999) una exposición sobre «La salud en la historia de Europa». En ella pudimos constatar la existencia de ciclos o etapas históricas que se repiten cada tanto, desde su nacimiento, florecimiento y decadencia. Esta última etapa surge cuando se hace caso omiso del orden de las leyes de la propia naturaleza. Ella es tan sabia, que llegado el momento sabe como ponen orden ante el desorden que provoca la ignorancia y el egoísmo del hombre.

Desde la antigüedad se sabe que siguiendo normas sencillas de respeto, de orden, la higiene, tanto en lo personal como en lo social y en el entorno del hombre, se logra la salud que se reflejó en los momentos de esplendor histórico, como se ha visto en Egipto, Grecia y roma.
En la primera parte de la Exposición se nos recuerdo como fue la salud en la antigüedad mediterránea, en la que ya se insistía en la higiene, razón por la cual existieron las termas y la búsqueda de la causa de las enfermedades de la época.

Mucho más adelante, cuando fue aumentando la población y también las diferencias entre las clases sociales, se vio la necesidad de crear medidas de salud pública, que estuvieran al alcance de todos, especialmente para luchar contra las epidemias y las guerras de la Edad Media.
Posteriormente fueron surgiendo las diferentes ramas de la salud, a la par del avance del pensamiento y de las ciencias del renacimiento del arte; también reaparece el urbanismo, la higiene experimenta y surge el impacto de la teoría microbiana.
En el siglo XX aparece la medicina social propiamente dicha en la lucha por lograr la igualdad en la salud. Con las campañas sanitarias se crean instituciones relacionadas como la OMS.

La definición primeramente citada no es suficiente para mantener la salud física los alimentos, deportes, higiene etc. Ya que esto sería una aspiración incompleta. De la vida del hombre también forman parte la vitalidad, las emociones, los pensamientos y las creencias. En estos aspectos también necesitamos alimentos, cuidados e higiene. ¿Acaso podemos prescindir de nuestras aficiones como ir a la montaña, o al mar o hacer aquello que no ayuda a descansar y renovarnos?

Está claro que nos sentimos mejor emocionalmente cuando admiramos una obra de arte que nos eleva el alma, y podemos apreciar la belleza en sí. En cambio nos sucede algo muy extraño: cuando vemos una película o un programa que nos da una sensación de pérdida de tiempo, nos sentimos mal.

A veces nos damos cuenta de que nos cansamos de conjugar el verbo producir, tener, saber, aumentar, y de que necesitamos más: compartir, dar, transmitir y sobre todo ¡vivir! Cuando además a esto agregamos generosidad, bueno voluntad, dedicación, amor, servicio, esfuerzo, es cuando la naturaleza deja entrever sus secretos a aquellos hombres dedicados a la humanidad que son capaces de darlo todo por ella. Estos grandes seres como Pasteur, María Curie y tantos otros, lo han hecho de diferentes formas, unos con sus pensamientos, otros con sus investigaciones y sus esfuerzos.

Es nuestro deber como ser humanos contribuir a mejorar nuestro entorno para lograr la salud. Esta es armonía, el equilibrio tanto individual como social al que todos aspiramos y del que somos responsables.

Está en nosotros la decisión de elegir, de escuchar a la conciencia, esa voz que nos insiste siempre, aunque a veces no queramos oírla, acerca de nuestro comportamiento ante nosotros mismo y los demás. Está en nosotros decidir sobre nuestra salud empezando a ser conscientes desde lo péquelo, como tirar la basura en el sitio adecuado cuando vamos caminando por un parque.
También depende de nosotros observar a la Naturaleza, maestra de la vida por excelencia. Para ello sólo es necesario detenernos unos instantes ante sus maravillas: las plantas, el mar, el sol, la tierra y todos los seres desde los pequeños a los grandes, los que vemos y los que no. La Naturaleza también merece respeto, cariño y sobre todo atención, porque gracias a ella tenemos lo más preciado: SALUD.

Fitoterapia

Consiste en el uso de medicamentos preparados a base de plantas medicinales ya sea conservando la totalidad del vegetal o una parte de él, pero siempre respetando su integridad,. Es decir sin descomponerlo químicamente como hace la farmacia convencional.

Se trata de utilizar la técnicas modernas en la producción de medicamentos a base de sustancias vegetales debidamente purificadas, esterilizadas y elaboradas dándoles una presentación como extractos secos en capsulas, extractos líquidos en jarabes, tinturas, etc. para su mejor administración y adecuado manejo. Se busca aprovechar las propiedades curativas de las plantas de una manera más práctica y sencilla.

La ventaja que tienen las Planta Medicinales sobre los fármacos convencionales es que la composición que poseen la realizó la Naturaleza, de tal manera que resulta tener una acción mucho más fisiológica que las medicinas de patente y por ello con menor riesgo de generar efectos indeseables. Otra ventaja es que su acción es más suave por lo que pueden restablecer gradualmente la salud. Así, pues, su actividad dentro del organismo no violenta ni agrede a los diferentes órganos una vez dentro del organismo

La intención del uso de la Fitoterapia no es descartar los fármacos químicos sino darle el lugar que les corresponde con es el caso de patologías muy agudas, en presencia de epidemias o en aquellas dolencias en que la vida corre peligro. Pero para enfermedades crónicas que tienden a perennizarse el efecto suave pero profundo de las plantas medicinales puede ser decisivo para una verdadera curación.

Asclepios. La leyenda y el culto mágico.

En todos los pueblos de la Antigüedad encontramos referencias a deidades específicamente dedicadas a la Medicina, a la salud y la enfermedad, y el restablecimiento del equilibrio físico, psicológico y mental de los hombres. Según las civilizaciones, estos Dioses fueron más o menos conocidos, llegando desde una fama que les permitía trascender más allá de sus propias fronteras, hasta el hoy oscuro anonimato propio de nuestro olvido y nuestra falta de documentación, más que de la inexistencia de dichos Dioses.

El Dios Asclepios (Esculapio para los romanos) forma parte de las tradiciones más reconocidas, y su simbolismo está relacionado no sólo con los Dioses griegos, sino que resulta fácil encontrar parentescos con los egipcios en primer lugar, y con todos aquellos que han asumido la misión de velar por la vida humana.

Seguir el rastro de Asclepios en la Hélade, nos lleva hasta la antigua y famosa villa de Trikka, hoy llamada Trikkala, donde se dice que nació el Dios y dos de sus hijos, y donde se recogen los datos más remotos del culto a él dedicado. Además de los restos de templos en Trikka, así como en Atenas y otras ciudades, sin duda en Hieron el más renombrado, y al que nos referiremos más adelante, es el de Epidauro.

Es difícil precisar los orígenes y características de la Medicina en Grecia. Como en todos los pueblos arcaicos de raíces iniciáticas, la Medicina formaba parte de las Ciencias Sagradas y por lo tanto estaba sometida a las leyes del Secreto y del Silencio; sólo los Iniciados en esta disciplina eran los auténticos poseedores y aplicadores de los conocimientos correspondientes. No obstante, bien sea por las descripciones de las epopeyas, bien sea por los relatos de viajeros, crónicas y registros históricos posteriores, podemos hacer una somera reconstrucción de lo que pudo haber sido esta Ciencia Sagrada.

En general, solemos remontarnos a la figura de Hipócrates como al gran médico y precursor de todos los que se dedicaron y dedican a la curación. Pero junto a la llamada medicina hipocrática, florecieron antes, durante y después, otras Escuelas y sistemas curativos que no dejan de interesar profundamente, aunque hoy no sean comprendidos por la mentalidad práctica y materialista de quienes conciben una Ciencia alejada de la Filosofía, la Magia, la Religión y el Arte.

En los textos homéricos ya encontramos estudios sobre la Medicina que reflejan épocas tan antiguas como la creto-micénica. Entonces no era posible separar decididamente una Ciencia de otra; así la Medicina aparece estrechamente unida a todo un modo de vida, de costumbres, de hábitos, de leyes. Y es evidente que la epopeya no puede penetrar en la profundidad del saber iniciático, sino que llanamente, o bien con velados símbolos, nos relata detalles de un conocimiento popular, con fórmulas sencillas cuya aplicación era del dominio público. A primera vista, parece una Medicina demasiado simple, en fase inicial, pero no debemos caer en el error de considerarla así sólo por cuestiones cronológicas; antes bien, en todas las civilizaciones se advierte que los conocimientos eran más profundos en las épocas más arcaicas, y que la especialización de la ciencia por la vía experimental viene a demostrar una pérdida de fórmulas mágicas o de poderes extraordinarios. Es lo que probablemente suceda con esta Medicina "inicial" en la Hélade, cuya simpleza se deba más que nada al exoterismo de lo divulgable y al secreto de lo estrictamente iniciático.

Tras los elementos proporcionados por la tradición homérica, encontramos un estilo muy especial de Medicina que bien podría llamarse "sacerdotal" por la intervención directa de los Dioses en las curaciones, y de los sacerdotes-médicos como intermediarios de los Dioses. Esta es la época en que se erigen los grandes santuarios o templos, y en que los sacerdotes, asistidos por la gracia de los Dioses, tenían una actividad directa en la curación de los males, disponiendo para ello de los medios más variados: invocaciones, exorcismos, conjuros, sin descartar remedios o recursos físicos ni el análisis de cada enfermo y de cada enfermedad, como para administrar los agentes simples o complejos naturales o artificiales de los que disponían.

Una etapa posterior, tal vez después de cerradas las Escuelas Iniciáticas, será la del racionalismo médico, cuyo origen se suele situar en la isla de Cos, famosa por su Escuela de Médicos, entre los que no descartamos auténticos taumaturgos para nada reñidos con el racionalismo, sino todo lo contrario.

Pero volvamos a Asclepios y a esa época de la Grecia antigua en que los hombres se encomendaban al Dios de la Medicina para que les librara y protegiera de las enfermedades y del dolor.

¿Fue Asclepios un Dios desde el primer momento de su aparición en las tradiciones? Homero, en La IIíada, califica a Asclepios como excelente médico, discípulo del Centauro Quirón. Entonces parece ser que Asclepios no tenía categoría divina, sino que era un gran héroe dedicado a la Medicina, sólo conocido y admirado en el noroeste de la Tesalia (zona de grandes magos, por cierto) cerca del monte Pindo. ¿Era Asclepios, en aquellos momentos, más que un héroe, un Iniciado en las ciencias de la curación, al que luego se divinizaría por sus hazañas y, naturalmente, por su propia evolución que lo hizo digno de compartir el Olimpo con los demás Grandes?

Lo cierto es que mientras Asclepios comenzaba su carrera, el médico de los Dioses era otro Dios, llamado Peon, encargado de rociar con dulces bálsamos las heridas divinas, heridas que no producen sangre como en los mortales, ya que los Dioses sólo se alimentan de néctar y ambrosía. Pero el mito, o los varios mitos, que rodean el nacimiento de Asclepios, indican que su futuro era superior al de un vulgar ser humano. Su nacimiento se produjo, como ya dijimos, en Trikka, bien sea cerca del lago Bebeis o, según otras fuentes, cerca del Leteo. ¿Es acaso un viejo Dios que deberá olvidar, pasando por el Leteo, su estirpe sagrada, para realizar su función salvadora entre los hombres?

El mito más popular es el tesaliano. Este narra que Asclepios era hijo de Apolo y de Coronis, siendo Coronis la hija del Rey Phlegyas, de Orcómenos. Esta genealogía ya muestra y caracteriza la naturaleza del Dios, pues Apolo es la divinidad de la Luz Solar, que encierra fuentes de salud y de vida ampliamente apreciadas por los hombres.

El nombre de Coronis, su madre, es el de la corneja, pájaro de larga vida que simboliza la salud. El nombre de Phlegyas, su abuelo, evoca la idea de la llama, y por este motivo, sumado a su paternidad solar, se incluye al Dios de la Medicina en el llamado Ciclo de las Divinidades del Fuego Celeste. ¿Nos atreveremos, incluso, a relacionarlo con el valiente y atrevido Prometeo, que roba el Fuego Celeste en beneficio espiritual de la Humanidad?

El nombre de Asclepios, según Preller, equivale a Alexepios, y éste, a su vez, sería la transformación de Alexicacos, que es uno de los epítetos de Apolo y que quiere decir "alejador del mal". Otros muchos nombres caracterizan a Asclepios, según se refieran a una u otra de las características que acompañaron su nacimiento y su vida: Aglaopes, Apalexicacus, Archagetas, Aulonius, Causius, Coronides, Coileus, Demenetus, Epidaurius, Gortynius, Hagnitas, Pergamenus, Tricaeus. El mito tesaliano es altamente poético en su desarrollo: Coronis llevaba todavía en su seno al hijo de Apolo cuando se enamoró del arcadiano Ysquis, y el Dios, informado de su infidelidad por un cuervo profético (obsérvese la relación entre el cuervo que informa a Apolo con los que traían la información diaria a Wotan en el simbolismo germánico), envió a su hermana Artemisa para que matara a Coronis. Pero, según Ovidio en sus Metamorfosis, fue el mismo Apolo quien mató a Coronis y a Ysquis, y en el momento en que el cuerpo de la amante se consumía en la pira funeraria, el Dios arrancó al niño del seno de su madre. Así, Asclepios nació de una madre herida por la cólera celeste y en medio de las llamas, caso que con escasas diferencias, nos hace recordar el nacimiento de Dyonisos recuperado de Semele. El epíteto de Aglaopes que los dorios aplicaban a Asclepios confirma su relación con el fuego brillante del cielo.

El niño, recogido por su divino padre, fue llevado al monte Pelion y entregado a los cuidados del Centauro Quirón, hijo de Kronos, quien lo instruyó en el arte de la caza y le comunicó la Ciencia de la Medicina. El nombre y la fama de Asclepios se extendieron por la comarca; curaba con tal perfección que no sólo devolvía la salud perdida a los enfermos, sino la vida a los muertos. Ante tamaña grandeza, Hades, el Dios de los Reinos Infernales, fue a quejarse a Zeus, alegando que le sustraía hombres a su dominio. Según otra versión, fue el mismo Zeus el que, viendo que los humanos dejaban de ser mortales, tal como El los había creado, mató a Asclepios con un rayo. Apolo, al ver a su hijo muerto, mató a su vez a los Cíclopes, los forjadores del rayo, y esta acción le valió que los Dioses del Olimpo lo condenaran a alejarse por un largo tiempo de esa mansión celestial.

En Epidauro, que en tiempos históricos fue el principal centro del culto a Asclepios, la leyenda de su nacimiento difería en algunos puntos, según Pausanias. Así, se cuenta que durante una expedición de conquista del rey Phlegyas al Peloponeso, su hija, la ninfa Coronis, dio a luz a Asclepios en la misma comarca de Epidauro. Su madre quiso extraer al recién nacido de la cólera de Phlegyas y lo escondió en el monte Titheo, paraje selvático y oculto a todas las miradas, donde lo alimentaba una cabra y lo cuidaba un perro. Un día, el pastor Aresthana, errante por la montaña en busca de una oveja extraviada, se aproximó al niño al oír sus vagidos; lo quiso recoger, pero en el mismo instante, la cabeza del pequeño Dios se iluminó con una intensa llama que hizo retroceder al pastor.

Existe otra leyenda en Messenia que apunta que la madre de Asclepios no se llamaba Coronis sino Arsinoe, hija de Leucipo, y hermana de Hileira y de Phebe, cuyos nombres también representaban divinidades de la luz, con lo cual nuevamente aparecen las relaciones simbólicas entre Asclepios y los rayos luminosos del Sol.

Esta primitiva y esotérica significación del Asclepios solar fue dejada poco a poco de lado, y en cambio subsistió la del médico divino, el Dios Salvador (Soter, también uno de los nombres del mismo Zeus), que alejaba los peligros no sólo en el caso de las enfermedades, sino en todas las circunstancias adversas de la vida. Así, según consta en algunas inscripciones, lo invocaban los navegantes, y los náufragos le dedicaban loas cuando conservaban la vida.

De todas formas, ya sea en su aspecto más esotérico o en su función de salvador de vidas, sus atributos son altamente significativos, pues cubren todos los simbolismos. Detengámonos en ellos: la serpiente, el cetro, la corona de laurel y la copa; también le estaban consagrados el gallo (símbolo de la vigilancia), el búho y la lechuza.

La serpiente representa la Sabiduría, que es decir también la Prudencia, y encierra la capacidad de adivinación. Asimismo, la renovación periódica de su piel era un símbolo de rejuvenecimiento, o mejor dicho, de la eterna Juventud de los Dioses, de la "Afrodita de Oro".

El cetro es un símbolo de mando y de poder. La copa es el recipiente donde se consagra la medicina o la bebida mágica. El gallo, en aquel famoso sacrificio que recordó Sócrates a la hora de su muerte, antes de beber la cicuta, es el propio Asclepios, pero también es el Sol en el más sagrado de sus aspectos: es el Abraxas cuyo nombre contiene letras y cifras iniciáticas referentes al despertar del alma, y no sólo al despuntar del alba.

La imagen de Asclepios en la mayoría de los santuarios es la de un hombre fuerte y robusto, en la plenitud de su vida. Su rostro presenta una barba abundante y rizada, y su cabellera es larga y ensortijada. Su cara es de finas y correctas facciones, muy similar a la de Zeus, de la que se distingue en todo caso por una marcada expresión de benevolencia y simpatía.

La Religión griega concibió, al lado de Asclepios, otras divinidades secundarias que formaban parte de la familia del Dios. Su esposa era la dulce Xanta Lampetia (hija del sol), o Epione, madre de los asclepíades Macaón y Podaliro, héroes guerreros que acudieron al sitio de Troya con Agamenón. Pero además de guerreros, se dice del primero que era un excelente cirujano, y del segundo que era un buen médico con capacidad de "conocer lo oculto y curar lo incurable". Asclepios tuvo otros hijos e hijas; entre las divinidades femeninas se citan a Higieia (la higiene), la Diosa sonriente de los ojos brillantes, Enemarion, Aeglé, Jaso (la curandera), Panakieia (panacea, la que lo cura todo), y como varones a Akesos, Janistos y Telesphoros. Esta última pequeña divinidad está representada por la figura de un niño muy similar al Harpócrates egipcio; indica la convalecencia, el enfermo que comienza a reponerse.

También podríamos unir a Asclepios la extraña corte de las Ilitias, Diosas protectoras de los matrimonios fecundos, pero al mismo tiempo responsables de los terribles dolores del parto. Encontramos el arcaico culto de las Ilitias en Creta, desde donde fue llevado a Delos y asociado con el de Artemisa, tía de Asclepios.

Para referirnos al culto dedicado a Asclepios, tomaremos como ejemplo los restos de templos existentes, que se componían generalmente de una fuente sagrada para la purificación del enfermo, un templo con el altar del Dios, y un pórtico donde los pacientes pasaban la noche esperando la aparición de Asclepios y la curación de su mal.

En particular, en Epidauro, el recinto del santuario encerraba un gran templo dedicado al Dios, un altar de Asclepios, un edificio en forma de rotonda o tholos, el pórtico de las incubaciones y un baño para las purificaciones. Además, como complemento de este lugar santo, lujoso e higiénico, había un gimnasio, una gran hospedería para alojamiento de los enfermos y visitantes, un estadio y un espléndido teatro, aparte de otras edificaciones, quizás santuarios o templos de otros Dioses asociados.

El templo era dórico y la estatua de la cella representaba a Asclepios sentado, con una mano apoyada en la cabeza de un dragón (equivalente a la serpiente), la otra sujetando el cetro y un perro a sus pies.

El tholos estaba destinado al pritaneo o lugar donde los sacerdotes celebraban sus comidas sagradas; otros opinan que allí había una fuente para las ceremonias.

Al norte del tholos estaban los pórticos, edificios designados con el nombre de encoimeterión (pórticos de incubación) o abatón (pórticos secretos), donde los enfermos, a veces sentados o bien tendidos sobre pieles, esperaban durante la noche la aparición de Asclepios y la curación de sus dolencias.

En el pequeño museo que hoy se conserva en Epidauro hay numerosas inscripciones que describen curaciones maravillosas, tales como parálisis, cegueras, cálculos, tenias, hemorragias, etc. No sólo el de Epidauro, sino todos los otros santuarios conocidos estaban emplazados en lugares que, por sus condiciones mágico-magnéticas, ofrecían ventajas para la curación de las enfermedades. Algunos santuarios debieron su gran renombre a alguna fuente mineral o termal, y al lado de los templos se construyeron gimnasios y estadios donde los enfermos crónicos eran tratados por medio de ejercicios físicos, baños, masajes y aplicación de ungüentos.

En cuanto al gobierno interior de estos santuarios, los sacerdotes cuidaron mucho la instauración de prescripciones ineludibles de orden higiénico, dedicadas a mantener el más riguroso régimen interno tratando de evitar los posibles contagios, habida cuenta de la aglomeración de peregrinos que podían constituir un peligro para los demás. Por eso no se recibían en el Hieron enfermos contagiosos o sucios, ni mujeres encinta ni moribundos; no se podía acudir a morir en el santuario. En cambio, fuera del recinto, se podían construir edificaciones destinadas a hospederías, como los actuales hoteles de las estaciones termales.

Los enfermos que venían a buscar la curación en estos santuarios debían purificarse antes de entrar, cosa que hacían en el mar, río o fuente, pues nunca faltaban en las proximidades del Hieron sitios con agua abundante. Así purificados con abluciones, baños, fricciones o fumigaciones, estaban en disposición de penetrar en el recinto donde, antes de la encoimesis o sueño, eran sometidos a rigurosas prescripciones higiénicas e influencias sugestivas. Entonces los enfermos elevaban plegarias, cantos o hacían sacrificios, mientras los sacerdotes les hablaban con mágico lenguaje de curaciones milagrosas, de resurgimientos insólitos realizados por la influencia del Dios, elevando así sus esperanzas aún en los casos más graves y desesperados.

Pero el método divino por excelencia era el del sueño en el templo, la Encoimesis o Iincubatio. Echados al pie de las estatuas del Dios o de sus divinidades asociadas, soñaban en la oscuridad de la noche que el mismo Dios se les presentaba; o bien era una gran serpiente (seguramente sin dientes ni veneno) la que, deslizándose por aquellos admirables pórticos, despertaba en los pacientes la idea de que el Dios adivinaría la clase de su mal y aplicaría el remedio seguro y milagroso.

De las inscripciones del templo de Epidauro parece deducirse que, en los primeros tiempos, era el mismo Dios el que realizaba las curaciones (¿tal vez fue así mientras vivió el héroe o Iniciado que respondía a ese nombre?). Luego fueron los sacerdotes los que se presentaban al enfermo con la máscara de Asclepios, a veces acompañados de sacerdotisas que hacían las veces de las hijas del Dios, y aplicaban los remedios y daban sanos consejos.

El incubante no siempre era el mismo enfermo, pues la influencia milagrosa podía transmitirse al paciente, quizás imposibilitado para hacer tan largo y penoso viaje, por intermedio de otra persona o peregrino enviado a recoger la gracia divina.

Los consejos y prescripciones de Asclepios, transmitidos durante la incubación, respondían a un plan médico razonable, y solían consistir en una dieta, ejercicios, variados recursos psíquicos, y más raramente sangrías y purgantes. Los enfermos curados debían demostrar de manera práctica su agradecimiento al Dios, por medio de presentes, y a veces con monedas de oro y plata que se dejaban caer en alguna fuente sagrada, o se pegaban con cera a las piernas de la estatua de Asclepios. Según una antigua costumbre, al Dios se le dedicaban también representaciones figuradas (exvotos) de la parte del cuerpo curada, realizadas en variados materiales, tal como todavía se sigue haciendo en los templos actuales.

En algunos santuarios de Asclepios se inscribieron las historias clínicas de los enfermos y los remedios empleados para su curación, ya sea en las columnas del templo o en las tablas votivas de metal, mármol o piedra que se colgaban en las paredes del recinto. De estas tablas votivas parece haber salido el estudio sistemático de enfermos y enfermedades realizado luego por la Escuela hipocrática de Cos.

El método curativo variaba en cada uno de los santuarios, según se aplicara el teúrgico, el divino, el místico o el humano o racional. Estos métodos dependían del grado que habían logrado alcanzar en cada comunidad los Asclepíades o sacerdotes médicos. El método teúrgico se fundamentaba en la Magia práctica en el más alto nivel, y estaba a cargo de los sacerdotes Iniciados; el método divino, sin dejar de lado al sacerdocio, se fundamentaba en la presencia directa del Dios; el método místico se basaba en la sugestión y en la hipnosis; y el método humano o racional fue la aplicación científica y compilada de los anteriores conocimientos que caracterizó especialmente a la Escuela de Cos. Durante mucho tiempo perduró la tradición de Epidauro y la serpiente sobre los otros santuarios. Dios, serpiente o sacerdote, lo que estaba siempre presente era la Magia, aun en la Escuela de Cos en que la Magia fue la Magna Ciencia, resto de la que hoy nos enorgullecemos como si fuera el compendio de toda sapiencia.

Lejos quedan aquellos tiempos en que los Dioses, aunque fuera en forma de héroes o semidioses, en todo caso, Iniciados, estaban en contacto directo con la Humanidad. Lejos quedan los tiempos de la Medicina Mágica, que era sagrada porque podía establecer un contacto entre el mundo divino y el mundo humano, entre la Armonía Celeste y su capacidad de restablecer el perdido equilibrio de la enfermedad.

Hoy nos quedan mitos cargados de símbolos, ricos en matices para quienes anhelan recobrar los viejos Misterios; apenas cuentos y fábulas para los que prefieren la ceguera de la ignorancia. ¿Sigue vivo Asclepios? ¿Sobrevive aún su fuerza, sus poderes y su capacidad de presentarse ante los hombres bajo una u otra forma? ¿Qué relación le vincula a Seraphis, ese otro médico mago que floreció en tierras de Egipto? Resulta curiosa la comparación entre un Dios y otro, pues ambos son hijos del Sol: Asclepios de Apolo y Seraphis de Osiris. ¿Es acaso el mismo Sol que brilla para los hombres, poniendo luz en sus cuerpos enfermos y en sus almas oscurecidas por la ausencia de Sabiduría?

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